
En el marco del Día del Patrimonio Cultural desarrollado los días 29, 30 y 31 de mayo de 2020, esta exposición fotográfica es un homenaje sencillo a aquellos objetos de mayor significado que encontramos en nuestro hogar, los cuales apreciamos y resguardamos como verdaderos tesoros ya que evocan recuerdos familiares, historias de vida, nuestro patrimonio. Esta muestra es resultado del trabajo conjunto entre el museo y la comunidad, quienes hicieron el ejercicio de reflexionar, reconocer y poner en valor su patrimonio.
Agradecemos infinitamente a cada persona y familia de la región que participaron de este proyecto colectivo. Esperamos disfruten este registro fotográfico.

Mario Henríquez Urzua, Rancagua.
Este florero de cristal rojo es importante para mí pues desde que tengo memoria ha estado conmigo. Lo compró mi madre cuando vivíamos en Sewell, allá por 1960. Cuenta mi hermana mayor que fue comprado a un vendedor ambulante que recorría todos los camarotes (edificios) de la Quebrada del Diablo, donde vivíamos.
Florero

Pilar Reyes Cortéz
Esta cámara acompaño a nuestra familia desde el pololeo de nuestros padres (1960) y toda nuestra infancia hasta la década de1980. Los mejores recuerdos quedaron retratados gracias a ella, ahora esas fotografías cobran mayor valor, ya que nuestros padres partieron a inicios de este año cuando debían cumplir 60 años juntos, es gracias a esta eterna compañera de paseos, excursiones y fiestas familiares que podemos revivir y sentir la presencia de nuestros queridos padres.
Cámara Kodak Brownie 127

Cristian Abarca González, Rancagua.
Estos artefactos de decoración kitsch son portadores de identidad. Durante las marchas acontecidas en octubre y noviembre de 2019 realicé un registro fotográfico de la efervescencia callejera y lejana al confinamiento actual. Estos magnetos son importantes porque me hacen recordar esos momentos donde nos sentimos con el derecho de manifestar demandas sociales, reflexionando en el breve periodo de tiempo que hemos vivido tantas cosas distintas y profundas que sin duda serán esenciales en Chile y el mundo que devenga.
Magnetos Estallido Social

Leslie Abarca Miranda, Rancagua.
Estos ejemplares son parte de las colecciones de mi abuelo, los recibía como obsequio cuando trabajaba en la editorial Zig Zag y luego en la Editora Nacional Quimantú.
Eran muy importante para mi abuela enseñar a leer a niños y niñas, le pedía silabarios a mi abuelo y con ellos acercó la lectura a muchas generaciones, cuando aprendían a leer les regalaba un gran tesoro: un libro.
Las Revistas de Can-Can mi abuelo las coleccionaba y empastaba creando libros compilatorios, estaban prohibidas para los menores de edad porque su contenido era sólo para caballeros, eso provocó que todas las generaciones de la familia leyéramos a escondidas las revistas.
Colección de historietas y revistas

José Miguel Segura Zúñiga, Rancagua.
Las ojotas del abuelo, las últimas que fabricó antes de que el campo lo dejara. Una de las tantas que lo acompañaron en sus siembras y cosechas. Esas que están hechas de cuero, un trozo de neumático, clavos, también sudor y sangre. A estas alturas, un tesoro y patrimonio familiar.
Ojotas

Marco Benjamín Rosales Caro, Rancagua.
Para mi familia estas reliquias son muy importantes porque nos han acompañado desde que yo tenía 2 años ahora tengo 14. Esta colección la tenemos junto a mis padres y tiene más de 150 figuras, algunas datan de los años 80 y algunas más modernas que buscamos por Internet, en ferias o persas y cuando visitamos otras ciudades.
Figuras de acción

Jorge Kort Garrida, Peumo.
Dentro de las piezas que más cariño tenemos es nuestra colección de piezas de alfarería chilena de Lihueimu, VI región. Que nos hizo la destacada artesana Haydée Paredes. Algunas nos las hizo en un pedido especial como es el árbol junto con un Huaso su señora e hijos.
La artista era autodidacta y muy observadora, se dedicó a retratar y destacar la vida de campo cotidiana en un material de su tierra, la arcilla. Lamentablemente falleció muy tempranamente.
Artesanía de greda policromada

Paloma Barahona, Rancagua.
Este collar perteneció a mi abuelo Juan Aquiles Jara Álvarez quien fue Carabinero en Tejas Verdes. Allí custodiaba la casa de Isla Negra de Pablo Neruda. Según nos cuenta mi abuela, este collar fue obsequiado a mi abuelo por el poeta, sin embargo, no sabemos si esto realmente sucedió ya que mi abuelo fue fusilado en octubre de 1973 en Tejas Verdes, arrebatándonos su vida y sus historias.
Collar de Conchitas

Mary Ortega, Olivar.
Este soplete lo heredó mi suegro de su tío que trabajaba en gasfitería. Mi suegro continuó el legado trabajando en gasfitería y actualmente lo guarda de recuerdo, quien con 72 años aún trabaja en el área.
Estas tijeras de podar las compraron mis suegros cuando eran jóvenes, todos estos años las han tenido con ellos y las siguen utilizando en jardinería.
Soplete a parafina y tijeras para podar

Claudia López Badilla, Santa Cruz.
Esta figura de yeso y pintura existió en casa de mi abuela desde siempre y hace unos años ocupa un lugar muy especial en mi hogar. Me atrevo a darle más de 55 años. En mi mente infantil le temía, quizás me intimidaba su figura sombría, pero hoy la considero el objeto más valioso que atesoro.
Figura de yeso "La viejita matera"

Juan Manuel Jiménez, Rancagua.
Esta tetera perteneció a mi tatarabuela Juana. De joven calentaba el café de trigo para abrigar a su hija Cora, nuestra bisabuela. Inspira cierta veneración oculta desde fines del siglo XIX.
Esta silla fue encargada a un maestro artesano del Mercado de Rancagua y perteneció a Cora, ella era bajita, muy morena y de cabello blanco. Por sus años cada vez estaba más ciega y solía descansar en esta silla que la acompaño desde joven.
Silla y Tetera

María Emilia Sotelo Díaz, Rancagua.
Esta mini colección la inicié en tercero básico. Son monedas chilenas, la más antigua es de 20 centavos de 1922. Hoy en día la uso para enseñarle a mis alumnos sobre la numismática. Mi parte favorita es la que muestra el cambio en la moneda de un peso.
Colección de monedas

María José Pizarro, Rancagua.
Este es prácticamente el único recuerdo material que guardo de mi infancia, lo rescaté de alguna caja donde fue guardado, y lo luzco en mi casa, aunque no combine con nada, y si bien se encuentra dañado en su dibujo, trae a mi recuerdo vivencias y alegrías de aquel tiempo, para mí eso es vivir el patrimonio, convivir hoy con lo que nos traslada al ayer.
Cacho

María Teresa Leiva Cordero, San Vicente de Tagua Tagua.
Esta puerta entre otros mucho objetos son importantes para nuestra familia pues fueron fabricados por el maestro de la madera Antonio Cordero, nuestro abuelo materno. El quedo huérfano a muy temprana edad por lo que solo estudio hasta 3° básico y se hizo cargo de su hermana. Por su vida tan sacrificada todo lo que él realizó es de incalculable valor, ejemplo de ello son las celosías del campanario de la Iglesia de San Vicente de Tagua Tagua y la Cruz del puente del Noche en la región, encargada por el religioso Sr. Prado, para poner fin a la creencia de que el diablo jugaba al tejo en el sector.
Puerta de Raulí

Víctor León Vargas, San Fernando.
Esta locomotora que es Monumento Histórico de nuestro país. Me evoca recuerdos gratos cuando la restauramos el año 1987 y después de 1997 al 2001 con alumnos y ferroviarios, los días Sábado en Casa de Máquinas, los alumnos pasaban a mi casa a lavarse y tomar onces.
Locomotora a vapor 57, n°607

Eloísa Urzua, Mostazal.
La mesa de mi casa es de madera, es muy importante para mí y para mí familia ya que es un regalo de mi bisabuela. Es el lugar donde nos sentamos a comer y a conversar de lo que nos ha pasado en el día, es muy grato para mi familia y para mí disfrutar todos los días de una comida casera en una mesa tan firme y grande.
Mesa

Camila Rubio, Mostazal.
En mi casa le llamamos el plato paltero, ya que para el desayuno o la once es el único plato que ocupamos para preparar la palta, mi madre menciona que es el único plato que le quedo cuando se casaron con mi papá, es por ello que se ocupa solo para preparar unas ricas paltas.
Plato paltero

Miguel Ángel González López, Rengo.
Comencé en este arte en 1995 de manera autodidacta, representando costumbres folclóricas y aspectos típicos de Rengo y la Región de O'Higgins. Mis artesanías están hechas a base de palitos de helados, trozos de Alamo, Raulí y Roble, agregando materiales reciclados como piedras, vidrio, trozos de metal, decorando con semillas, vegetales secos, entre otros.
Artesania representativa de Rengo































