Exposición temporal De artesanos y Pesebres
La costumbre de celebrar la Navidad representado con pesebres o belenes el nacimiento del Niño Jesús, fue traída a Chile desde Europa por los misioneros que llegaron junto a los conquistadores y que vieron en ella un atractivo medio de evangelización.
Los primeros pesebres que se realizaron en Chile seguían las pautas europeas, donde además de los personajes tradicionales de la Virgen, el niño Jesús, San José y los Reyes Magos, sin faltar la vaca, el burro, el gallo y las ovejas, se daba mucha importancia a la ambientación geográfica, los cerros, la flora e incluso los ríos, aparecían realizado en género encolado y posteriormente en cartón. Esto fue variando con el tiempo adaptándolo a las costumbres chilenas. Se incorporaron los primores, en canastos de mimbres y fuentes de greda. Frutas, trigo y hasta juguetes tradicionales como trompos, emboques, runrunes y otros, se le ofrecían al Niño Dios.
Durante el siglo XIX y parte del XX en todas las iglesias, parroquias y casas de familias acomodadas, se realizaba un pesebre. Los dueños de casa abrían las puertas a las personas que querían visitar el nacimiento, ofreciéndole dulces y refrescos. Junto al pesebre, el canto de villancico y/o canto a lo divino eran infaltables. En esta verdadera fiesta no podía faltar la Misa del Gallo que se celebraba el 24 de diciembre a las 12 de la noche.
Esta tradición donde artesanos y cantores se esmeraban por demostrar su talento, fue la inspiración para un proyecto en donde el Museo Regional de Rancagua adquiere como parte de su colección nueve pesebres, de nueve destacados artesanos de diferentes partes de la región y que utilizan diversos materiales para su construcción.
Hasta el 31 de diciembre se podrá visitar en la Casa del Pilar los nueve pesebres realizados en artesanía en piedra, cuero, paja teatina, chamanto, mimbre, cobre, hojas de choclo, greda y madera.